El conflicto narrativo, ¿cómo construirlo?
El conflicto narrativo es la trampa para capturar al lector. Si este elemento es débil o, de plano, no existe, nuestra historia pasará al cesto de los pasatiempos inservibles. Por el contrario, si hay una o varias situaciones tensas, el lector o espectador no querrá irse hasta que llegue el final de nuestra narración.
Seguramente, algunas veces hemos empezado a leer algún cuento o novela y hemos arrumbado el texto al rincón de los olvidos, sencillamente porque la historia no nos ha enganchado.
En cambio, otras ocasiones, desde que leemos las primeras líneas de una narración ya no soltamos el texto, y posponemos otras tareas, a fin de seguir deleitándonos con esa historia que nos ha atrapado.
Algo similar nos acontece cuando empezamos a ver alguna película o serie: si nos aburre, la abandonamos.
¿Por qué ocurre esto? ¿O, en otras palabras, qué es lo que hace alejarnos o mantenernos frente a una narración escrita, cinematográfica o televisiva? Pueden ser varios factores, pero un elemento que logra el interés en una historia es el conflicto narrativo.
¿El conflicto narrativo, qué es?
El conflicto narrativo se origina por las trabas que surgen en la consecución de un objetivo. Es el momento tenso donde no se sabe cómo será el desenlace de la historia, episodio o escena, aunque aventuremos una posible solución.Ejemplo muy simple: Juanito busca sacar un 10 en el examen, haciendo trampas. Es el objetivo. El conflicto aún no asoma. Escribe en papeles chicos, en el celular, en las palmas de las manos, las respuestas que le ha dado otro alumno, quien las ha pillado al maestro un día antes, mientras este salió al baño. El chico había logrado fotografiar con el celular el examen y, por la tarde se las había enviado a Juanito. "Para que saques diez", le había dicho. Lo que no le dijo es que, ya durante la prueba, pensaba delatarlo ante el maestro, a fin de vengarse porque le había "tumbado" a la novia.
El conflicto ya ha asomado en esa historia. Podemos dejarlo así, o nutrir la narración con más datos, a fin de volver más tensa la historia.
Si quisiéramos crear una tensión narrativa más álgida, podríamos, por ejemplo, mencionar que un día antes, Juanito luego de copiar las respuestas de la prueba en los papelitos, en el celular y en las palmas de las manos, había tomado una pistola y la había guardado en la mochila que se llevaría a la escuela. "Por si la necesito", pensó. Por otro lado, podríamos mencionar que Juanito, en una ocasión le había enterrado un cuchillo en un brazo a uno de sus compañeros, porque este se estaba burlando de sus piernas arqueadas como de charro. Eso había sucedido en otra escuela de la cual había sido expulsado. Ese hecho era desconocido en el colegio donde ahora estudiaba y donde planeaba sacar un 10 mediante trampas.
Ahora sí el conflicto narrativo de esta historia ya está mejor diseñado. Por supuesto, podríamos incluirle más datos para volverlo más intenso, pero, para el ejemplo, con esto basta.
Durante la prueba, Juanito acomodó la mochila donde traía la pistola, a un lado de sus pies, ahí en el pupitre. El celular donde tenía las respuestas de la prueba, lo traía en una bolsa de los pantalones; las palmas de las manos, donde tenía escritas algunas respuestas de la prueba que estaba punto de iniciar, le sudaban. No muy lejos de él, el chico que le había proporcionado las capturas de la prueba resuelta, sonreía maliciosamente y veía de reojo a Juanito.
Ahora sí, hemos instaurado el conflicto narrativo de esta historia inventada exclusivamente para este post.
El lector espera que en cualquier momento Juanito sea delatado, e intuye que, tal vez, saque la pistola cuando sea descubierto; y probablemente dispare contra su delator.
La situación narrativa que hemos construido hará que el lector siga leyendo nuestra historia, a fin de saber el desenlace.
El conflicto narrativo bien trabajado atrapa en cualquier género
El conflicto narrativo bien elaborado en la historia, ya lo he dicho, atrapa, no importa si es una narración escrita, cinematográfica o televisiva.
Ejemplo de una serie televisiva con un conflicto narrativo bien construido
Este post se me ocurrió a raíz de la serie de Netflix El chapo. En todos los capítulos la tensión narrativa está bien lograda. Pero, en esta ocasión, quiero resaltar los conflictos narrativos que se dan en unas escenas de un episodio.
Te pongo en contexto, para entender la situación tensa de la historia:
El chapo, un narco mexicano, se ha aliado con el ejército de México y unos agentes corruptos de Estados Unidos con el propósito de acaparar el mercado de la distribución de la droga derivada de la amapola. El objetivo es claro: conseguir ser el mandamás de la distribución de la droga.
Aquí no hay ningún conflicto aún, así como hemos planteada la situación.
Pero, los escritores de esta serie, astutos, han introducido datos en esta parte de la historia que reseñamos, a fin de conseguir una situación narrativa intensa:
Un grupo de narcos que no está dispuesto a sumarse al liderazgo de El chapo, empieza a ser atacado por sicarios, elementos del ejército mexicano y unos agentes policiales corruptos de Estados Unidos. Pero, la respuesta de ese grupo no era esperada por ninguna de las fuerzas que se han unido para aniquilarlo: contraataca y asesina a civiles de una ciudad fronteriza de México, a fin de hacer saber su fuerza y su decisión de no rendirse.
En esa lucha, se dan tres subhistorias que logran una tensión narrativa exacerbada:
1. La muchacha raptada
El grupo de narcos al cual pretenden eliminar El chapo y sus aliados, reacciona y asesina a civiles de un bar; la mayoría caen muertos por las balas de los sicarios; pero una joven es capturada. En la historia se dan datos de que la mujer podría ser obligada a ejercer la prostitución o a servir de amante al capo de ese grupo criminal.
La madre empieza a buscarla por toda la ciudad. Mientras pega imágenes ampliadas del rostro de la hija raptada, dos policías se le acercan y le dicen que ellos saben donde está la muchacha, pero que el jefe del narco que la tiene como su concubina requiere una fuerte suma de dinero para dejarla en libertad.
Familiares de la chica raptada, con sacrificios, reúnen casi la totalidad de la cantidad exigida. Y la madre, con ese dinero en un bolso, sube a un coche, donde están los policías, pero vestidos de civiles. Le dicen que tiene que darles el dinero y que ellos irán a ver al jefe. La mujer se niega, pero le advierten que entonces no podrán ayudarle a liberar a su hija.
El objetivo de la madre, obvio, es rescatar a su hija; los antagonistas de esta sub historia son los policías.
El espectador no sabe si realmente esos hombres ayudarán a la madre o pretendan robarla y quizá hasta matarla.
El conflicto de esta sub historia es fuerte, tenso. Hay corte de la historia y pasa a otra. El espectador queda en suspenso, en espera del desenlace.
2. El joven raptado
Un jovencito deja de jugar basquetbol y acude ante unos hombres de un coche que lo han llamado, diciéndole que si quiere ganarse unos pesos. El chico, luego de un momento, adivina que esos hombres no tienen buenas intenciones, así que empieza huir a la carrera; lo mismo hacen los otros chicos con los que jugaba. Después de una férrea persecución es capturado y encerrado junto a otros chicos. Ha sido reclutado, a la fuerza, para ser sicario del grupo armado que se opone al liderazgo de El chapo. El muchacho está asustado y le han dicho que tiene que matar a un hombre que le han llevado. "Es él o tú", le ha advertido uno de los sicarios.
Junto a ese joven, hay más chicos encerrados en un cuarto; han sido reclutados para ser sicarios a la fuerza, para combatir a El chapo. ¿Será capaz de disparar el chicho a otro hombre? ¿O, por el contrario, dejará que lo maten sus captores? El espectador tendrá que seguir viendo la serie, si quiere saberlo. De esa escena, el capítulo pasa a otra sub historia que también tiene un conflicto narrativo muy tenso.
3. Los rayadores de amapola maltratados
Un grupo de soldados disparan al aire en un campo, al cual han llegado y donde hombres y mujeres rayan el fruto de la amapola, para extraer la goma, materia prima de la droga; los proyectiles pasan muy cerca de los trabajadores pagados por el narcotraficante que no se quiere alinear con El chapo. Después de unos momentos, a los trabajadores, asustados, les dice uno de los soldados que ahora su patrón es otro; "trabajan ya para El chapo".
Los soldados tienen muy vigilados a esos hombres y mujeres que rayan el fruto de la amapola; los golpean y ni siquiera les dejan tomar toda el agua que requieren; dos familias, junto con sus hijos, deciden huir ante la inhuma situación, y en una noche empiezan escabullirse, agachados caminan en medio de los pastizales; pero los soldados oyen ruidos. "Quién anda ahí", dicen y empiezan a disparar donde ven moverse la maleza.
El conflicto narrativa en esta sub historia es fuerte. El espectador advierte que podrían ser heridos o asesinados algunos o todos los que huyen.
Las escenas de esta tres subhistorias corren de manera intercaladas. Los tre conflictos narrativos están en su punto más álgido. Es difícil que en estos momentos el espectador ponga pausa a la serie o deje de verla. Los conflictos lo tienen atrapado.
En esta serie, tan pronto acaben los conflictos de estas tres sub historias, vendrán otra situaciones tensas. Los escritores de El chapo logran mantener el interés mediante la construcción excelente de los conflictos narrativos. Por supuesto, hay otros elementos que logran el interés en la serie, pero para el propósito de la temática de este post, he recurrido al análisis de los conflictos narrativos de esas subhistorias.
Resalté los nudos narrativos de esas sub historias que se dan en la mencionada serie televisiva, a fin de mostrar que la construcción bien del conflicto narrativo cautiva al espectador o lector.
A modo de conclusión, quiero mencionar que una historia sin conflicto narrativo es una historia muerta, con nulas o pocas posibilidades de enganchar al lector o espectador.
Gracias por pasarte por el blog Javier. Y gracias por la invitación al tuyo. Te sigo y estamos en contacto. Saludos.
ResponderBorrarMarisa G., es un placer contactar contigo. Nos seguiremos leyendo.
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