Como escribir el final de un cuento memorable
Un buen relato corto es recordado por la forma cómo termina. Por eso debemos poner mucho esmero al escribir el final de un cuento. Esta parte si no está bien construida puede restarle méritos a nuestra narración.
La manera cómo concluye un cuento no debe dejarse a la deriva. Es recomendable que desde que nos sentemos a redactar, ya el final lo tengamos preconcebido en nuestra mente; aunque al momento de escribir el texto narrativo esa parte puede variar.
Habría que aclarar que no solo el final de un cuento es recomendable tenerlo pensado desde antes de escribir, sino también el inicio.
El Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez contó alguna vez que él escribía un relato, ya sea novela o cuento, hasta que la mayor parte de los detalles los tenía imaginados.
Por supuesto, cada escritor tiene su método creativo, pero cuando alguien apenas está sumergiéndose en la escritura creativa, se aconseja que, previamente, tenga en la mente la forma cómo inicia y termina su relato. Ya en el curso de la redacción estas partes pueden sufrir cambios.
Las últimas líneas de un relato son tan importantes como las primeras. No las dejemos a la deriva
Cómo escribir el final de un cuento
Hay muchas maneras de escribir el final de un cuento, pero la forma cómo termine debe estar acorde con el desarrollo; no debe estar forzado, pues el lector se sentirá desilusionado y el escritor demostrará poca capacidad creativa.
El final puede ser ya intuido o no por el lector. De hecho hay varias manera de terminar un cuento, pero, hay que recalcarlo, el desenlace debe justificarse por el desarrollo del texto narrativo.
Tomemos como ejemplo el cuento Caperucita Roja. Este inicia cuando Caperucita, la niña, se interna en el camino solitario del bosque que lleva a la casa de su abuela. Un lobo la observa, y desde entonces piensa tenderle una trampa para devorarla. Y el lector intuye que al final el lobo devorará a la pequeña, lo cual así sucede. Es un final acorde con el desarrollo.
Pero si el escritor hubiera metido en la historia a un ser mágico que con una varita de superpoderes hubiera aniquilado al lobo cuando estuviera a punto de devorar a la niña, y en ese momento concluyera el relato, el lector iba sentirse traicionado, porque el final, aunque es sorpresivo, no se justificaría durante el desarrollo.
Escribir el final de un cuento: lo que debe respetarse
Al escribir el final de un cuento debemos ser cuidadosos en no defraudar al lector, a quien le encanta intuir el final. Y cuando lo sorprendemos con un final que él no espera, pero justificable por el desarrollo del relato, lo hacemos sentir bien, aunque piense, por ejemplo: claro, es un buen final, pero cómo no se me había ocurrido que así terminaría.
Ahora mismo me estoy acordando del final de "El gato negro", de Edgar Allan Poe. Es un final sorpresivo. En ese cuento, se nos narra la historia de un alcohólico neurótico y que sufre alucinaciones. El hombre quiere demasiado a un gato negro que tiene en la casa. Pero, los efectos del alcohol lo desequilibran y maltrata a su mascota.
Sin embargo, el animal, aun con los maltratos que ha sufrido (su amo, en sus arranques de neurosis hasta le ha sacado un ojo) no deja de querer estar cerca del tipo. Una ocasión en que el hombre iba al sótano, el gato lo hizo tropezar; eso lo hizo enojar tanto que le lanzó un golpe con un hacha, pero su mujer le detuvo el brazo; fuera de sí, sumamente enojado, desequilibrado, hundió el hacha en su esposa y, después, en busca de borrar indicios del crimen, como pudo quitó unos tabiques de la pared y allí la metió; luego resanó y pintó esa parte del mismo color al resto de la pared. El plan era perfecto.
El lector espera que el final llegue cuando el cadáver sea descubierto por alguien o, en su defecto, que nunca se sepa su crimen. Esos dos finales serían acordes con el desarrollo del relato.
Mientras el tipo está seguro que su treta no sera descubierta, le inquieta que el gato negro no se acerque ya a la casa. El hombre cree que el animal se asustó tanto que por eso ha huido.
El final de ese cuento es sorpresivo: la policía descubre el escondite del cadáver por un error del tipo; pero cuando derriban la pared, el lector se percata que arriba de la cabeza de la mujer permanece el gato negro, ensangrentado, muerto.
Ese final no era esperado por el lector. Pero está justificado; se da a entender que el hombre debido a sus arranques de enojo y a sus delirios y lagunas mentales se le ha olvidado todo lo que ha sucedido desde el momento que tomó el hacha para querer asesinar a la mascota.
Sin duda, un gran final sorpresivo.
A modo de conclusión
Hemos recalcado que al escribir el final de un cuento debemos tratar de lograr un final acorde con el desarrollo del relato, a fin de que nuestro narración tenga un buen acabado. Y el lector no se sienta defraudado.
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