La lucha de mi amigo diabético con el Covid. Historia verdadera
Mi amigo sí está mal. Me cuenta, vía telefónica, que ha perdido el olfato y el gusto. "La comida no me sabe a nada". Y ya, dice, como dando a entender que es lo único que el bicho le ha producido. Pero le oigo toser a cada rato. Va en el día ocho desde que aparecieron los síntomas. Pero no se guardó en casa, sino hasta el día cuatro. O sea, durante cuatro días estuvo contagiando por todo donde anduvo: se subió a taxis colectivos, viajó en combis pasajeras, anduvo en mercados públicos. ¿A cuántos habrá infectado? Por eso, lo indicado es mejor quedarse en casa, pues no sabes si el que viaja contigo al lado o al que te topas en la calle es un portador del virus. Mi amigo es vendedor ambulante. A eso se ha dedicado casi toda su vida. Pero ahora, el bicho lo ha metido a la fuerza a la casa, donde, ahora, libra la batalla con el intruso. También su mujer, pese a ya llevar más de tres semanas desde que el virus le produjo afecciones, aún está encerrada, muy cerca de él, y siente ...